¿Existen diferencias de género en el consumo de ansiolíticos e hipnosedantes en adolescentes en España? Esta fue la pregunta de investigación de un estudio publicado en la Revista Española de Salud Pública.

Los autores, pertenecientes al Grupo de Investigación en Determinantes Sociales de la Salud y Cambio Demográfico-OPIK, la Universidad del País Vasco e IKERBASQUE, destacan que previo a la pandemia de la COVID-19, estudios ya señalaban un creciente malestar psicológico en Europa. En 2016, el 17,3% de la población de la Unión Europea reportó problemas de salud mental, siendo los trastornos de ansiedad y depresión prevalentes. Durante la pandemia, cambios en las condiciones de vida afectaron desigualmente la salud mental, con aumentos notables en depresión, estrés y ansiedad en toda Europa, especialmente entre personas vulnerables y jóvenes. El consumo global de psicofármacos, incluyendo ansiolíticos y antidepresivos, también aumentó.

La Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (EDADES) de 2020 mostró que el 22,5% de la población consumió hipnosedantes, marcando un máximo histórico. Se destaca la tendencia al alza en la dispensación de ansiolíticos y antidepresivos, evidenciando una medicalización de la vida cotidiana. Desde la perspectiva de los determinantes sociales de la salud, se enfatiza el impacto diferenciado según género, estatus socioeconómico y lugar de origen.

ansiolíticos
Fuente: Pexels. Autor: MART PRODUCTION. Fecha: 11/01/2024

En el artículo, se identifica la desigualdad de género como un factor clave en el consumo de psicofármacos. A pesar de los intentos biomédicos de atribuir la peor salud mental de las mujeres a factores biológicos, se argumenta que las desigualdades materiales y simbólicas pueden influir directamente en el sufrimiento psicológico de las mujeres. En la población adolescente, se señala un aumento en el consumo de ansiolíticos e hipnosedantes. Este consumo presenta una mayor propensión en mujeres, subrayando la necesidad de abordar estas cuestiones de manera interseccional en futuros estudios.

La justificación del estudio radica en la creciente preocupación por el malestar psicológico, incluso antes de la pandemia. El aumento en depresión, estrés y ansiedad durante la pandemia, junto con el incremento global en el consumo de psicofármacos, motiva una exploración profunda de las desigualdades en el acceso y consumo de estos medicamentos, especialmente en mujeres y jóvenes.

El objetivo fue analizar las desigualdades de género y su evolución temporal en el consumo de ansiolíticos e hipnosedantes en estudiantes de Enseñanza Secundaria en España, específicamente de catorce a dieciocho años. Los autores evaluaron la interacción entre este consumo y variables como género, lugar de origen y nivel educativo, buscando una visión completa de las disparidades en el consumo de psicofármacos en este grupo demográfico.

Mediante un estudio transversal con datos de la encuesta ESTUDES (n=22,321) en estudiantes de 14 a 18 años, los investigadores analizaron el consumo de ansiolíticos e hipnosedantes.

Los principales resultados del estudio muestran que:

  • El estudio detalla que las adolescentes, especialmente entre los 14 y 18 años, presentan un consumo significativamente mayor de ansiolíticos e hipnosedantes (AHS) en comparación con los adolescentes varones durante el periodo de 2010 a 2021.
  • Se observa un aumento gradual en el consumo de AHS con la edad, y a los 18 años, las chicas alcanzan prevalencias superiores al 30%, mientras que los chicos casi duplican su consumo en el año 2021.
  • Además, se destaca que el descenso en el nivel educativo materno tiene un impacto significativo en el aumento del consumo en las hijas, siendo este efecto más pronunciado que el nivel educativo paterno.
  • En cuanto al lugar de origen, no se observan diferencias estadísticamente significativas en el consumo de AHS entre los/las estudiantes.

El estudio señala la escasez de investigaciones sobre el consumo de AHS en adolescentes, subrayando la importancia de abordar factores como género y estatus socioeconómico. Destaca que entender el consumo de AHS en la adolescencia es parte de la medicalización de la vida cotidiana. A este respecto, estos medicamentos no solo tratan problemas de salud mental sino que regulan el estilo de vida, señalan los autores. Así, se sugiere que la pandemia de la COVID-19 podría haber agravado los problemas de salud mental en los adolescentes, especialmente en las chicas.

A nivel de intervención, se enfatiza la necesidad de abordar los determinantes sociales de la salud mental y el consumo de AHS en adolescentes. Propone promover la educación afectivo-sexual que refuerce la igualdad de género y diversidad afectivo-sexual, así como crear espacios de apoyo social y debate entre pares. También destaca la importancia de revertir los procesos de medicalización. Para ello, insta a las instituciones médicas a considerar los determinantes sociales y adoptar una perspectiva de género en salud mental. A nivel estructural, aboga por políticas que reduzcan las desigualdades de género.

Fuente:

Martinez-Mendia, X., Bacigalupe, A., Martín, U. y Barbuscia, A. (2023). Desigualdades de género en el consumo de ansiolíticos e hipnosedantes por parte de adolescentes en España: un estudio transversal. Rev Esp Salud Pública97(3/11), e202311082.

Fuente de la noticia: https://www.infocop.es/consumo-de-ansioliticos-en-adolescentes-en-espana/

 

Opinión:

En el artículo donde se habla de las diferencias de género en el consumo de ansiolíticos en la adolescencia, hay aportaciones muy preocupantes. En este caso me gustaría poner la atención en una afirmación que, para lo que llevamos años trabajando con juventud y familia no nos es sorpresiva pero sí preocupante: «Destaca que entender el consumo de AHS en la adolescencia es parte de la medicalización de la vida cotidiana. A este respecto, estos medicamentos no solo tratan problemas de salud mental sino que regulan el estilo de vida, señalan los autores. «. Tras esta afirmación pudiera esconderse un estilo de afrontamiento de problemas basado en la evitación del malestar y un modelo erróneo de asumir los diferentes contratiempos que la vida nos plantea, haciéndolo desde una etapa del ciclo vital donde es crucial el aprendizaje de estrategias para regularse emocionalmente.
En conclusión, me parece que estas pequeñas investigaciones vienen a poner de relevancia, cuan importante es normalizar la terapia como lugar de aprendizaje, asumiendo que el esfuerzo que la persona dedica a la misma, como en otras áreas de la vida de la persona (estudios, deporte…), tendrá beneficios a largo plazo y dotará de herramientas que permanentemente podrán ayudar a enfrentar la adversidad, construyendo una sociedad con individuos más adaptables y resilientes.

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Antonio Molina

Especialista Universitario en Psicopatología y Salud. Licenciado en Psicología por la Universidad de Granada.